
Lo extraordinario está al alcance de la mano: basta con darse una vuelta por la base del volcán de El Teide, en Tenerife, para convencerse de que se está caminando sobre la Luna. Los senderos conducen al corazón de un paisaje extraño de cráteres rojos, amarillos y ocres que evocan cuevas prehistóricas, formaciones de roca…