Cuando los niños están en la edad de ir corriendo por todas partes, los padres se ponen nerviosos si los ven alejarse un poco más de la cuenta, o se se hacen daño o empiezan a molestar a otras personas. Las vacaciones, de esta forma, no son nada tranquilas, y el estrés no se aleja de sus tutores. Sin embargo, todo podría funcionar de otra manera mucho más tranquila: basta con organizar algunos juegos, donde estén implicados los niños, y por supuesto los padres.
La aplicación de la crema solar suele ser una lucha para evitar que los niños salgan corriendo antes de que hayamos terminado de ponérsela. Transformando este trámite diario en un juego, la cosa puede convertirse en algo divertido y eficaz. Si los niños son lo suficientemente mayores para que se la pongan ellos solo, podéis organizar un concurso de haber quién se la aplica más rápido.