La lepra ha sido durante mucho tiempo un problema importante en la isla. La primera estación de los leprosos se estableció en el norte. Hasta la construcción de un crematorio, los cuerpos fueron arrojados al mar cerca del puerto de Santa Cruz.
En 1943, se construyó todo un centro para leprosos. El Sanatorio de Abona fue construido en una zona deshabitada, en la colina que domina el actual pueblo de Abades. Un hospital, varios edificios administrativos y residenciales, un crematorio, y una gran iglesia con una gran cruz de arquitectura monumental y típica de la época de Franco, era visible desde la autopista TF-1.
El descubrimiento de nuevos tratamientos para erradicar la lepra permitió que los trabajos de construcción fueran interrumpidos, dejando en su lugar una ciudad fantasma. Hoy en día se utiliza como campo de entrenamiento de combate de la ciudad por parte del ejército español. El pueblo entero se vendió en 2002 a un individuo para un proyecto inmobiliario que finalmente no salió adelante.