
Si viajáis en avión no dudéis a la hora de pedir agua a la azafata de vuelo, que normalmente suele ir ofreciendo a lo largo del trayecto. El aire es muy seco en estos aparatos, mucho más que en un coche, por eso conviene hidratarse convenientemente para evitar otro tipo de problemas.
En el tren, los vagones restaurantes ofrecen bebidas, pero a veces a precios desorbitados, por eso puede ser una buena idea llevar consigo una botella de agua.